domingo, 27 de octubre de 2013

“Avengers assemble, asshole.” - Crítica de Kick Ass 2.






Lamentablemente me enteré que, supongo debido a la baja recaudación de la primera, Kick Ass 2 finalmente no sería estrenada en cines argentinos (finalmente a pedido de la gente se estrenó solamente en los cines Village). Así que me tomé la libertad de bajarla por torrent con subtítulos integrados en chino (que acentúan la sensación de ilegalidad de la descarga) pero una calidad más que decente.

Basado en el comic homonimo guionizado por Mark Millar (Civil war, Superman Red Son) y dibujado por John Romita Jr. (The Amazing Spiderman, Hulk), el primer film, dirigido por Matthew Vaughn (Stardust, X Men First Class), nos ofrecía una adaptación más que decente, con no poca personalidad propia, pero que se sentía un poco descafeinada en comparación a la obra original.

La historia de Kick Ass transcurre en el supuesto mundo real, narra la historia de Dave Lizewski (interpretado por Aaron Johnson ), un adolescente que un día, sin motivo alguno, decide ser un superheroe (“Jesus, guys, doesn't it bug you? Like thousand of people wanna be Paris Hilton and nobody wants to be Spiderman.”) y como encajaría una persona así en el mundo real (aunque después se vaya al carajo el guión).

La película sigue los sucesos de la primera sin siquiera molestarse en mostrar algún flashback (para mi un acierto). Nos encontramos con un Dave entrenando para ser un mejor superheroe bajo la tutela de Hit-Girl (Chloë Grace Moretz), quien intentará dejar de ser Hit Girl debido a la promesa que le hizo a su padre.
Mientras Mindy intenta encajar en la secundaria (realmente me pregunto si en USA es un entorno tan hostil como lo pintan), Dave conoce un grupo de justicieros estrafalarios inspirados por Kick Ass, liderados por un ex mafioso convertido a la religión (Jim Carrey).
Mientras tanto, presenciamos la caida hacia el lado oscuro de Chris D’amico (Christopher Mintz-Plasse) que planea ser el primer supervillano, en un espiral de bizarrez y humor negro.

Para esta segunda entrega, Matthew Vaughn se quedó solamente en la producción, por lo que el puesto de director recae en el ignoto Jeff Wadlow  (Never Back Down, Cry Wolf), el cual hace un trabajo más que decente. Sabiamente se mantuvo la estética y el humor escatológico, rozando lo American Pie, que apenas se sugiere en el comic y acá se explota y forma parte de la identidad de la saga. La música sigue siendo buena Henry Jackman repite su rol como compositor, ésta vez con Matthew Margeson.

Supongo que en parte debido a la edad de los actores, los personajes son mayores que sus contrapartes del comic y por eso se han introducido un par de cambios, como un Dave hipertrofiado (que si sigue así va a terminar en la secuela de 300), o los efectos de la pubertad en Hit Girl (genial escena de las chicas mirando un video de una boy band).

Jim Carrey toma el lugar que dejó Nicolas Cage no solo como “el actor conocido del film al que le encanta sobreactuar”, sino como héroe adulto y mentor. Cumple pero no resalta, aunque me sorprendió lo parecido que quedó al Colonel Stars and Stripes del comic. Creo que les hizo más favor negándose a publicitar la película por su violencia (publicitándola irónicamente) que actuando.

Supongo que habrá pasado desapercibido pero me encantó Donald Faison como el Doctor Gravity, o sea, lo transformó en Turk de Scrubs con traje.

Si bien equilibraron mejor a los personajes que en el comic, Hit Girl es acá también la verdadera protagonista y si cuando termina la película no la querés abrazar por lo menos, no tenés corazón.

Realmente la película me gustó más que el comic, a pesar de las licencias. Resignifica algunos detalles de la anterior, agrega cosas y mejora otras. De todas formas tengo curiosidad sobre como van a empalmar la siguiente entrega con este final bastante cambiado al de la historia original.








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